miércoles, 5 de septiembre de 2012

un poema de manuel vilas*




Amor


Una mañana Manuel Vilas sacó todo su dinero de los

bancos.

Fue a las cajas de ahorro, fue a las compañías de seguros,

vendió su coche, anuló su plan de pensiones,

se lo llevó todo en efectivo, un buen fajo de billetes

calientes.

Qué bien, dijo, qué fuerte,

y todos los empleados y los directores querían disuadirle

pero Vilas tenía unas ganas infinitas de pasarlo bien.

Y luego se fue a ver enfermos,

a ver emigrantes, incluso se fue a las cárceles.

Quería ser un santo espectacular, tenía esa marcha,

tenía esa gran ilusión.

Quería ser Cristo, Lenin, San Pablo,

quería ir más allá del orden, de la naturaleza y de la vida.

Recorrió la ciudad de Zaragoza repartiendo dinero.

En Conde de Aranda, dio mil euros a tres árabes,

que le besaron los pies, y las manos, y se arrodillaron.   En el barrio de Delicias, en la calle Barcelona,

dio trescientos euros a una negra africana,

y ella quería comerle el sexo al buen Vilas,

pero Vilas dijo “no, nena, hoy soy un santo,

hoy soy San Vilas,

consérvate para tu marido, él te necesita,

y yo os bendigo; anda, nena, ve en paz”.

Y Vilas se echó a reír.

Fuego, qué fuego más grande,

y siguió repartiendo, a una vieja china

de un todo cien le dio seiscientos euros,

y la vieja le hizo una foto de diez millones de megapisels

y la amplió y la enmarco y la colgó

en mitad de su tienda con dos velas debajo.

A un vendedor de La Farola, ese periódico

de los pobres, le dio ochocientos euros.

Y el vendedor se echó a llorar y ardía

como una vela en mitad de las catedrales antiguas.

Vilas quería ser un santo, tenía esa marcha.

Toda la mañana y toda la tarde estuvo quemando su

dinero.   Miró la atmósfera y se estaban abriendo los palacios

celestiales.

Estaba enamorado de sus semejantes.

Nunca vimos a nadie tan enamorado.        


*incluido en Poemas, número 117 de la Colección Planeta Clandestino, que se presentará este jueves 6 de septiembre en el IRJ a partir de las 20 horas, dentro del VIII (y extenso) Agosto Clandestino.





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