martes, 26 de febrero de 2013

un poema de lêdo ivo



Los pobres en la estación de autobuses

Los pobres viajan. En la estación de autobuses
levantan los pescuezos como gansos para mirar
los letreros del autobús. Sus miradas
son de quien teme perder alguna cosa:
la maleta que guarda un radio de pilas y una chaqueta
que tiene el color del frío en un día sin sueños,
el sandwich de mortadela en el fondo de la mochila,
y el sol del suburbio y polvo más allá de los viaductos.
Entre el rumor de los alto-parlantes y el traqueteo de los autobuses
temen perder su propio viaje
escondido en la neblina de los horarios.
Los que dormitan en las bancas despiertan asustados,
aunque las pesadillas sean un privilegio
de los que abastecen los oídos y el tedio de los psicoanalistas
en consultorios asépticos como el algodón que tapa
la nariz de los muertos.
En las filas los pobres asumen un aire grave
que une temor, impaciencia y sumisión.
¡Qué grotesco son los pobres! ¡Y cómo molestan sus olores aun a la distancia!
No tienen la noción de los conveniente, no saben portarse en público.
El dedo sucio de nicotina restriega el ojo irritado
que del sueño retuvo apenas la legaña.
Del seno caído e hinchado un hilillo de leche
escurre hacia la pequeña boca habituada al
lloriqueo.
En los andenes van y vienen, saltan y
aseguran maletas y paquetes,
hacen preguntas impertinentes en las ventanillas, susurran palabras misteriosas
y contemplan las portadas de las revistas con
aire espantado
de quien no sabe el camino del salón de la vida.
¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas ropas extravagantes,
esos amarillos de aceite de dendé que lastiman la vista delicada
del viajero obligado a soportar tantos olores incómodos,
y esos rojos chillantes de feria y parque de diversiones?
Los pobres no saben viajar ni saben vestirse.
Tampoco saben vivir: no tienen noción del confort
aunque algunos de ellos tengan hasta televisión.
Verdaderamente los pobres no saben ni morir.
(Tienen casi siempre una muerte fea y de mal gusto)
Y en cualquier lugar del mundo molestan,
viajeros inoportunos que ocupan nuestros lugares
aun cuando vayamos sentados y ellos viajen de pie


*traducción de Maricela Terán


viernes, 22 de febrero de 2013

un poema de marina tsvetáieva






Poemas al huérfano

Un niño caminaba por la calle,
tiritaba, se iba volviendo azul.
Una anciana caminaba por la calle,
compadeció al niño...

6

Por fin he hallado
al imprescindible para mí:
alguien me necesita,
sin mí se moriría.

Lo que es para el ojo el arco iris,
lo que es la tierra para el trigo,
es para alguien la necesidad
de otro, en sí mismo.

Más que la lluvia y el arco iris,
más que mi propia mano, preciso
que a alguien le haga falta
poner su mano en la mía.

Más grande que el Ladoga,
más fiel que la montaña,
que alguien necesite
darle a mi mano su herida.

Y porque con tu llaga
me haces don de tu palma,
mi mano, ahora mismo,
pondría en el fuego por ti.


*la traducción es de Mónica Zgustova y Olvido García Valdés

jueves, 14 de febrero de 2013

un poema de nazim hikmet



Carta a Vala Nureddin
 
Hermano mío,
enviadme libros con finales felices
que el avión pueda aterrizar sin novedad, 
el médico salga sonriente del quirófano, 
se abran los ojos del niño ciego, 
se salve el muchacho al que mandan fusilar, 
vuelvan las criaturas a encontrarse las unas con las otras, 
y se den fiestas, se celebren bodas. 
¡Que la sed encuentre al agua, 
el pan a la libertad! 
Hermano mío, 
enviadme libros con finales felices, 
esos han de realizarse
al fin y al cabo.

  (17-3-1946)

*la traducción es de Solimán Salom.

martes, 12 de febrero de 2013

un poema de gloria fuertes





Cristales de tu ausencia acribillan mi voz,
que se esparce en la noche
por el glacial desierto de mi alcoba.
-Yo quisiera ser ángel y soy loba-.
Yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía.


lunes, 11 de febrero de 2013

un poema de giorgos seferis




XXIV

Aquí terminan las labores del mar, las labores del amor.
Aquellos que alguna vez vivirán aquí donde hemos terminado
si acaso la sangre se vuelve negra en su memoria y se rebalsa
que no nos olviden, fatigadas almas entre los asfódelos,
que vuelvan hacias las tinieblas las cabezas de las víctimas:

Nosotros que nada tuvimos les enseñaremos la calma


*la traducción es de Pedro Ignacio Vicuña


miércoles, 6 de febrero de 2013

un poema de john ashbery



En la granja del norte
 
En algún sitio alguien viaja furiosamente hacia ti,
a una velocidad increíble, durante el día y la noche,
bajo la ventisca y el calor del desierto,
cruzando torrentes, atravesando angostos desfiladeros.
¿Pero sabrá dónde encontrarte,
reconocerte cuando te vea,
darte lo que tiene para ti?
Aquí no crece apenas nada,
aunque los graneros estén repletos de sacos
de harina amontonados hasta el techo.
Los arroyos fluyen suaves, cebando los peces;
las aves oscurecen el cielo. ¿Es suficiente
tener preparada la fuente de leche por las noches,
que pensemos en él algunas veces,
algunas veces y siempre, con sentimientos confusos?


*la traducción es de Alejandro Valero

martes, 5 de febrero de 2013

un fragmento de who is me, poeta de las cenizas, de pier paolo pasolini



y aquí
yo, pequeñoburgués que lo dramatiza todo,
tan bien educado por una madre de dulce y tímida alma
[...] de la moral campesina
quisiera hacer un elogio
de la inmundicia, la miseria, la droga y el suicidio:
yo, poeta marxista privilegiado,
que posee intrumentos y armas ideológicas para combatir
y suficiente moralidad para condenar el puro acto de escándalo,
yo, hondamente respetable,
pronuncio este elogio, porque la droga, el asco, la rabia y el suicidio
son, junto con la religión, la única esperanza que queda:
contestación pura y acción,
con la que se mide la enorme sinrazón del mundo [...].


*la traducción es de Marcelo Tombetta